Las Novelas Que Todo Abogado Debe Leer

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Las Novelas Que Todo Abogado Debe Leer

  Ago 29, 2018

JAMES OWEN
Núremberg, 2006

Llevados a cabo entre el 20 de noviembre de 1945 y el 1 de octubre de 1946, los Juicios de Núremberg fueron el conjunto de procesos legales iniciados por las naciones aliadas vencedoras de la II Guerra Mundial, en los que se penaron por abusos y crímenes contra la humanidad a los dirigentes y colaboradores del Tercer Reich. Sesenta años después del veredicto final, el historiador y periodista británico James Owen recreó el denominado «mayor juicio de la historia» en su magno Núremberg. Enmarcada dentro de esa novela de no ficción o novela testimonio que subliminó Truman Capote con su A sangre fría (obra magistral que, evidentemente, también podría formar parte de esta lista), Owen se sirve de las transcripciones originales y resto de material histórico para trazar la crónica de lo acontecido en la ciudad alemana. El gran atractivo de Núremberg es que rehuye mostrar los juicios a los líderes nazis como actos modélicos de justicia para (sin mostrar a los militares teutones como mártires, ni mucho menos) destapar las partes más oscuras de aquel proceso.

 

JOHN GRISHAM
La tapadera, 1991

Es, sin duda alguna, la más relevante firma de novela judicial, así lo avalan las 250 millones de copias que ha vendido de sus libros. Ocurrió en 1984 en la corte de Hernando, Misisipi. John Grisham, quien llevaba tres años ejerciendo la abogacía, presenció el sobrecogedor testimonio de una niña de 12 años que había sido violada. Fue entonces cuando el joven letrado empezó a preguntarse qué hubiera pasado si el padre de la víctima hubiera decidido asesinar a los agresores. A partir de esa premisa inició la redacción de su primera novela, Tiempo de matar. Rechazada por diversas editoriales, finalmente sería publicada en 1987 por Wynwood Press, pero con un modesto tiraje de tan solo 5.000 ejemplares. Para Grisham todo cambiaría con su segunda obra, La tapadera (también conocida como La firma), el libro más vendido el año 1991. Licenciado con honores en Harvard, Mitchell Y. McDeere es un joven abogado pretendido por los más afamados bufetes de los Estados Unidos. Sorprendentemente, el prometedor jurista decide mudarse a Memphis y trabajar para Bendini, Lambert \& Locke, un aparentemente anodino despacho donde se encarga de gestionar grandes fortunas. Todo cambia cuando empieza a descubrir que tras la aburrida fachada de la empresa para la que trabaja se esconden una retahila de muertes sospechosas y otros sucesos oscuramente anormales. Primera muestra de talento superdotado para la intriga de un autor que en los años posteriores ampliaría su catálogo de imperdibles del género con títulos como, entre otros, El Informe PelícanoEl socioLa trampa o El intermediario.

 

HARPER LEE
Matar a un ruiseñor, 1960

Forma parte de ese selecto grupo de grandes novelas americanas del siglo XX, la única publicada por Harper Lee en 55 años, proseguida en 2015, más de medio siglo después, por Ven y pon un centinela (en realidad la primera novela de la escritora norteamericana muerta el pasado 2016). Matar a un ruiseñor nos traslada hasta Maycomb, una pequeña comunidad (ficticia pero con muchas similitudes con Monroeville, el pueblo de Alabama en el que creció Harper Lee) perdida en el más profundo sur de los Estados Unidos y sacudida por la Gran Depresión, donde la voz Scout Finch, una niña de seis años, nos revela la historia de su padre. Atticus Finch es un abogado que asume la defensa de un hombre negro injustamente acusado de violar a una mujer blanca. Premio Pulitzer, Matar a un ruiseñorsumerge al lector en una sociedad marcada por la segregación racial y, por lo tanto, regida por un sistema judicial profundamente injusto con la población negra, planteando cuestiones éticas y morales como la igualdad, la libertad o la justicia.

 

FRANZ KAFKA
El proceso, 1925

“Alguien debió de haber calumniado a Josef K., porque sin haber hecho nada malo, una mañana fue detenido”, así empieza la novela inacabada de Franz Kafka El proceso, publicada de manera póstuma en 1925 por su amigo y editor Max Brod. Leer a Kafka nunca es fácil, pero si se consigue descifrar el alcance de sus novelas, estas acaban dejando un poso intelectual altamente gratificante. El proceso nos sitúa frente a la angustia de Josef K., un gerente bancario subyugado a un proceso judicial por un hecho que desconoce. Josef K. está detenido pero puede seguir llevando una vida normal siempre que declare ante un tribunal (del que tampoco sabe cuándo ni dónde se reunirá) que está conformado por una nómina de jueces y abogados que saben incluso menos que el propio K. sobre el hecho del que deben fallar. Paradigma de la pesadilla kafkiana, El proceso es una encriptada pero feroz denuncia a la burocracia y a los regímenes opresores.

 

STEVE MARTINI
El juez, 2003

Los primeros textos que escribió Steve Martini fueron como redactor de la sección judicial del periódico Los Angeles Daily Journal, tarea que compaginaba con las clases nocturnas en la Facultad de Derecho de la Universidad del Pacífico de Sacramento. Inquieto, tras ejercer la abogacía durante más de una década, a mediados de los años 80 Martini sintió la necesidad de plantarse frente a un folio en blanco y novelar todas aquellas historias sobre juicios y procesos que se almacenaban en su disco duro mental. Descrito por John Grisham como «el rey del suspense», en la obra de Steve Martini destaca la serie protagonizada por el abogado (con muchos trazos autobiográficos) Paul Madriani. Una colección de referencias en la que sobresale el trío conformado por La lista, El abogado y El juez. En esta última, el juez Armando Acosta es procesado por inducción a la prostitución. Abandonado por sus viejos colegas, no le queda más salida que recurrir a Paul Madriani. Será el proceso más trapisondista al que Madriani jamás se habrá enfrentado como legista. El juez es el texto más complejo e intrigante, y por lo tanto fascinante, de Martini.

 

MICHAEL CONNELLY
El inocente, 2007

Es uno de los principales discípulos del gran referente de la novela negra Raymond Chandler. Licenciado en periodismo por la Universidad de Florida, siempre hurgando en el lado oscuro de la sociedad, Michael Connelly empezó a ejercer como cronista en periódicos locales de Daytona Beach y Fort Lauderdale. Finalista al Pulitzer en 1986 por una serie de entrevistas a los supervivientes del accidente aéreo del vuelo 191 de Delta Airlines, aquel reconocimiento a su trabajo fue el pasaporte para ingresar en la nómina de plumillas de Los Angeles Time como reportero criminal. En la gaceta californiana destapó el caso en el que se basó su debut literario El eco negro, novela protagonizada por Harry Bosch, detective del Departamento de Policía de Los Ángeles y carácter rotor de la gran mayoría de los títulos firmados por Connelly. Otro de los personajes del norteamericano es el abogado (y hermanastro de Bosch) Mickey Haller, figura central de una triada de novelas iniciada con El inocente. En su primer sumario, Haller asume la defensa de Louis Roulet, un rico heredero detenido por el intento de asesinato de una prostituta. Con la ayuda del investigador Raul Levin, Haller descubrirá que una historia de resolución aparentemente clarísima se acaba tornando poliédrica y con diversos puntos oscuros por resolver. Una de las mejores novelas de este incansable manufacturador de bestsellers.

 

FERDINAND VON SCHIRACH
El caso Collini, 2013

Otro abogado que decidió dejar los juzgados para dedicarse a adaptar y trasladar a la literatura sus vivencias como letrado. Heredero de una saga que ha protagonizado (para bien y para mal) algunos de los principales capítulos de la historia de la humanidad: es descendiente de dos de los firmantes de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y su abuelo Baldur von Schirach fue el jefe de las Juventudes Hitlerianas; el muniqués Ferdinand von Schirach se presentó como escritor con Crimen y Culpa, dos (imprescindibles) colecciones de relatos breves en los que ficcionó los mejores casos en los que había trabajado. El caso Collini fue su primera, y de nuevo muy notable, novela judicial. Fabrizio Collini, operario en la Mercedes-Benz durante treinta y cuatro años, asesina brutalmente y sin motivo aparente al nonagenario señor Meyer. La defensa de Collini recae en Caspar Leinen. Lo que parece una gran oportunidad para este joven e inexperto abogado de oficio, se revela como un punzante dilema: la víctima, un conocido y respetado empresario, es el abuelo de su primer amor, que, después de muchos años sin saber de ella, reaparece en escena para pedirle que renuncie al caso. Von Schirach firma una agudísima reflexión sobre las leyes y la justicia privada.

 

BORJA MARTÍNEZ-ECHEVARRÍA
El bufete, 2012

Pese a haberse licenciado en Derecho por la Universidad Complutense de Madrid, Borja Martínez-Echevarría ha desarrollado toda su trayectoria profesional en el ámbito del periodismo. Eso sí, siempre vinculado al mundo de la abogacía, pues si a su paso por Expansión TV presentó el programa Abogados, como redactor del diario Expansión se encargó de la información sobre despachos de abogados. Organizado por el Consejo General de la Abogacía Española, la Mutualidad de la Abogacía y Ediciones Martínez Roca, desde 2010 se convoca el Premio Abogados de Novela, galardón literario que en su edición de 2012 ganó, efectivamente, Borja Martínez-Echevarría con su debut en el mundo de las letras, El bufete. Una obra, muy recomendable, que destaca y atrapa por el conocimiento y capacidad de análisis que Martínez-Echevarría destila sobre el funcionamiento del, en muchas ocasiones, velado mundo de los bufetes de abogados y la trama e intrigas financieras que existen en las grandes empresas. Puede que el nombre de este madrileño aún no se encuentre entre los literatos más leídos por estas latitudes, pero el suyo es uno de los mejores títulos publicados en nuestro país sobre el mundo de los grandes despachos de juristas.

 

SCOTT TUROW
Demanda infalible, 1999

A inicios de la década de los 70 Scott Turow estudiaba escritura creativa en la prestigiosa universidad californiana de Stanford, para posteriormente doctorarse Cum Laude en Derecho por la exclusiva Harvard. Definitivamente, este tipo estaba llamado a hacer cosas grandes en la vida. Aunque en 1977 publicó One L, crónica de su paso por la facultad de Derecho, Turow se olvidó de la máquina de escribir para colgarse la toga y ejercer como fiscal en Chicago. Pero la pulsión literaría seguía ahí, y a mediados de los años 80 abandonó su carrera en el mundo de la abogacía para dedicarse exclusivamente a la literatura. No fue una una mala decisión, desde entonces ha publicado 15 referencias entre novelas y obras de no ficción, un catálogo donde destacan títulos como Presunto inocenteEl peso de la prueba, Presunto culpable y, muy especialmente, Demanda infalible. Ambientada, como buena parte de la bibliografía de Turow, en el ficticio condado de Kindle (y protagonizada por varios de los personajes que aparecen en diversas de sus novelas anteriores y posteriores), Demanda infalible nos descubre la figura de Robbie Feaver, uno de esos picapleitos bocazas especializado en casos de daños y perjuicios al que persigue el fisco por una cuenta corriente sin declarar. Clásico de los relatos de ficción legal, la revista Time la alzó como la mejor novela de ficción de 1999.

 

 

 

Fuente: Forbes.es